jueves, 24 de septiembre de 2009

MUSE - The Resistance (Rockaxis review)



Muse[The Resistance]

2009. Warner.

Insurrección épica. Matthew Bellamy siempre ha sido un arquitecto de portentosas edificaciones sonoras. Su firma compositiva tuvo en “Absolution” (2003) la estampa perfecta para sellar una tríada de inapelables obras que escribían, con soltura, una identidad tan tecnificada como apasionada que daría pie al golpe de timón decidor: “Black Holes and Revelations” (2006), el capítulo que catapultó a Muse al olimpo de las bandas de estadio. A partir de ese instante, el efecto planetario de las creaciones del grupo sería un hecho consumado y la aceptación global (incluso en terrenos a priori distantes como Norteamérica) llegarían casi por reflejo.

Contextualicemos. Si hace seis años los británicos cerraban con “Absolution” un catártica serie que tenía como principal libreto la rítmica visceral en clave melodramática, “The Resistance” es el segundo capítulo de la terna de rock de estadios, tan efectivamente iniciada en el set que contuvo a arrolladores hits como ‘Starlight’ o ‘Knights of Cydonia’. Accesibilidad en alza, mantención del espíritu rupturista y apabullantes orquestaciones capaces de movilizar hasta al escucha más aletargado, esas son algunas de las ideas adjuntas que escudan la quinta vuelta de tuerca de los de Devonshire.

Desde el comienzo, el trío denota una forma bárbara, como si su fábrica de hits no fuese a caducar nunca. El primer postulado es ‘Uprising’, corte de vocación hímnica instantánea y balazo contestatario contra el sistema bancario británico. Bellamy sigue aunando criterios y disparando contra los males endémicos de las cúpulas políticas de su país y la hegemonía capitalista, pero el álbum no alcanza a ser una pieza conceptual. ‘The Resistance’ prosigue dicha tendencia: textos que hacen alusión a las constantes revueltas populares del actual Londres (innegable presencia del legado novelístico orwelliano), todo barnizado en efectivos teclados y coros hechos para la replica multitudinaria. Hasta aquí, pura inmediatez.

En ‘Undisclosed Desires’, la banda se asocia con las texturas ochentero-sintéticas que escudaron el catálogo vintage de Depeche Mode, una mirada probablemente afianzada tras haber compartido con ellos una serie de conciertos por Europa, tres años atrás. Lo llamativo es que en vez de arroparse en un tributo desmedido, Muse logra fundir todos los ecos de imitación simplona, en gran medida, gracias al apasionado timbre e histrionismo de Bellamy que aporta otra descollante performance.

‘United States of Eurasia’ es una de las primeras piezas alumbradas por gestas orquestadas en el opus. Querencia explícita, sin tapujos, hacia Queen y pasajes que tributan con orgullo la esencia de ‘Bohemian Rhapsody’. Similar herencia se devela en la power ballad ‘Guiding Light’, afirmada en un solo de guitarra heredero del glam ochentero y vigorosas percusiones. ‘Unnatural Selection’ seduce de entrada con sus sugerentes teclados y da un adrenalínico golpe de timón gracias a un giro rítmico que quiebra el hedor a opereta y brinda una culminación casi metálica.

Para ‘MK Ultra’, el espejo retrovisor mira, a grandes rasgos, el vitamínico periplo de ‘Origin Of Symmetry’ y los bocados más voraces de lo presentado en ‘Absolution’. Una composición con mucha gestualidad punk e indómitos riffs de guitarras. Hasta ahora, el balance se rige bajo los cánones de excelencia que el combo británico acostumbra a ofertar, pero faltaría la rotunda sorpresa: ‘Exogenesis Symphony’.

El hecho de que Muse decidiera registrar, por sus propias cuentas, la placa en la casa-estudio propiedad de Matt Bellamy (a orillas del lago Como) sin la asesoría de ningún externo, ya era una señal potente del anhelo de libertad que la banda quería proyectar en su siguiente incursión sonora. Pues bien, ‘Exogenesis Symphony’, no es sólo un final casi cinematográfico para sellar una obra brillante, más bien se sitúa como la ebullición del anhelo madre de la banda: acabar con las limitantes y cambiar los márgenes del predecible océano rockero actual.

Esta infartante serie de tres creaciones, ordenada en base al nutrido bagaje del mundo de la música clásica que poseen los británicos, enrostra en sus ítemes el hastío homogéneo de la gente respecto al estático proceder de sus gobernantes, una civilización que habita en un planeta que parece estar llegando al ocaso, escape y nuevos rumbos. Digno de una película de ciencia ficción. Un loable riesgo esgrimido en capítulos de riqueza épica.

Ajenos a las tormentas mediáticas y con una flexibilidad mental destinada a seguir produciendo un letal imaginario de canciones de vocación masiva, Muse consigue continuar con el luminoso camino de la evolución sin trabas. Cada placa parece destruir la presión, las exorbitantes expectativas, sumar más adherentes y subir peldaños en la liga de bandas de gran formato. Vitales y necesarios. Sublime capítulo.

Francisco Reinoso Baltar

2 comentarios:

ese, el de los muñequitos. dijo...

El disco apesta. Lo veo relevante solo para adolescentes que están recién escuchando música.

Anónimo dijo...

q es vale¿? Lo unico malo del disco es q solo tiene 11 canciones!!XD
Quiero MAS!!