El 3 de mayo tocan en River.
Dieron que hablar a los medios del planeta e ilusionaron a los jóvenes que el mundo podría mirar atrás sin rencor. El sueño no se concretó. Por suerte conservan las mañas.
Por Jorge Belaunzarán
Luego de que tres generaciones nacieran y se criaran bajo un manto nuclear, el mundo festejaba el fin de la Guerra Fría. A lo que había sido hasta ese momento, el mundo parecía un Oasis (1991). Algunos símbolos dicen más de un tiempo y su lógica que varias páginas de historia. Pero son difíciles de explicar. La banda comandada por Liam y Noel Gallagher, antes de que se sumara el segundo, se llamaba The Rain. Pero junto con la desaparición de la Unión Soviética y el bloque comunista, la lluvia, la probable luvia, también desaparecía. A la distancia no puede dejar de asociarse que el desconocido desierto que representaba la nueva realidad político-social del planeta, sólo podía ser sobrellevado con un oasis, esos lugares donde pese a la desolación, la lluvia deja su vestigio.
Tranquilamente Noel Gallagher calificaría el anterior párrafo de veleidad intelectual de clase media. Y no le faltaría razón, pero tampoco le sobraría. Porque si alguien supo interpretar el sino de los tiempos con una claridad sólo reconocible antes en Los Beatles, fue Oasis. Y Oasis fue a partir del ingreso de Noel a la banda, quien exigió ser el compositor exclusivo de los temas y que se le otorgue el liderazgo para convertir al grupo en el número uno del mundo.
Oasis tomó la melodía Beatle y vivió como Stone: sexo, droga y rock and roll fue su lema en un mundo que empezaba a ser dominado por el britpop, música compuesta bajo la égida de la la ilusión de las clases menos hostigadas por el neoliberalismo creciente, que anunciaba el fin de las ideologías y un mundo feliz. Las paradojas son tales por las contradicciones que albergan. En ésta, musical, que el espíritu de algarabía, euforia y hedonismo de esos años que prometían felicidad a fuerza de consumo, fuera representado por una banda de orígenes plebeyos: criados en un barrio de urbanización estatal, su madre dejó a su alcohólico padre con Noel de 14 y Liam de 6.
Acaso las paradojas también rijan la justicia y por eso pese a que el público consumidor de música de esos años estuviera más bien conformado por clase media y alta, fueran ello los elegidos masivamente como los mejores, llegando incluso años más tarde a ganar encuestas de mejor banda de la historia frente a los mismísimos Beatles y Stones, dos de sus preferidas de un puñado que completan The Who, The Stooges, The Kinks, The Smiths y Neil Young.
Así como la promisoria década los vio nacer, su decepcionante final representó su ocaso. Vaya uno a saber si por eso estuvo dominada por Radiohead, de quienes luego de su In Rainbow (2007), Noel dijo: "¿Por qué carajos no paran, manga de nenes llorones? ¿Qué dolor? ¿El de hacer un álbum? Si no lo disfrutan, no lo hagan". Pese a ya no reinar, al menos no perdió las mañas. Y según dijo a Clarín en 2008 hablando de la relación con su hermano Liam (sus peleas son famosas), de ellos habrá que esperar más: "Liam y yo tenemos un mal matrimonio, eso lo sabemos. Nos mantenemos juntos por los chicos".
El Argentino.com
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