Beady Eye - Different Gear, Still Speeding (BURNAGEbyBURNAGE review)

Una de las últimas leyendas del rock británico se quebró luego de una feroz pelea entre sus líderes, casi al final de una de sus giras más extensas. Oasis, la desgastada insignia del britpop puso punto final a su novela con una discusión tonta que reportó la cancelación de un concierto en París, un par de guitarras rotas, algunos puñetes y un comunicado hiriente posteado por Noel Gallagher a través de su blog. Liam, su hermano, decidió inyectarle ánimo a sus compañeros y concebir a Beady Eye, proyecto con el cual presenta 13 canciones de pastoso rock complaciente, lírica de principiante y una actitud trasnochada que, aunque efectiva, ya perdió el efecto sorpresa.

¿A qué nos referimos? La decisión de grabar un disco -apenas desaparecido Oasis- la tomó el cuarteto la misma noche de la pelea en el backstage del Festival de Rock en Seine, en Francia. El apresuramiento del menor de los Gallagher por entrar al estudio respondía a una necesidad de figuración que lo llevó, quizá, a grabar una placa algo irregular en su concepción y producción. Si bien “Different Gear, Still Speeding” tiene rincones acogedores y relucientes, el trabajo en conjunto es un borrador de un disco de Oasis, que, probablemente, no hubiera sido aprobado por el Gallagher senior.

“Different Gear, Still Speeding” es uno de los discos más esperados de la temporada. Sus momentos destacables empiezan con la glamorosa y punzante “Three Ring Circus”, que propone tres minutos de riffs colocados en el momento preciso con lúcidas líneas vocales de Liam. “The Beat Goes On” es, probablemente, la mejor canción del álbum y ofrece una melódica visión de la vida y la muerte envuelta en arreglos de cuerdas y líneas de piano más beatles que los mismos Beatles. Aquí, Liam recita “I’m misunderstood/And wasted on money and fame/I’ll throw it away, just to prove that I can…” ("Soy un incomprendido / y he perdido el dinero y la fama / lo voy a tirar, sólo para demostrar que puedo..."); toda una bofetada de arrogancia que es marca registrada de la casa.

Pero en el disco debut de Beady Eye abundan también los desatinos y tributos no reconocidos. “The Roller” es un desafortunado guiño a John Lennon, una desvergonzada versión de “Instant Karma” mucho menos drogada. “Bring The Light” es el sketch del CD con pianos ensordecedores que sacan de cuadro y una cantidad indiscriminada de ‘’Come On’s’’, que sencillamente terminan aburriendo. “Beatles and Stones” surfea sobre la línea de bajo de “My Generation” de The Who; mientras que “The Morning Son” se hace interminable.

Punto aparte para el experimento psicodélico de “Wigwan”, con una transposición de capas de sonido que no llega ni a un cuarto de la creatividad de un ‘’A Day In A Life’’. Beady Eye es un producto necesario y efectivo, pero ausente de un timón. Noel Gallagher es el gran ausente en un disco con buena materia prima, pero con malos obreros.

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