Noel Gallagher: El duelo entre un genio y una maraña de sentimientos



Noel Gallagher en el Estadio de San Marcos, Foto: Lukas Isaac / Terra Perú


Por muchos años leí comentarios de amigos, conocidos de Facebook, posteadores ocasionales, seguidores del blog, habitantes del mundo virtual y borrachos ocasionales que me contaron sus experiencias viajando a otro país para ver un concierto de Oasis, cada una de las crónicas eran emocionantes y conmovedoras pero de alguna manera distantes. Sin embargo desde la primera presentación de Oasis en nuestra patria aprendimos que ver a nuestros héroes acá era una experiencia inigualable.

Y es que el placer de estar frente a los motores de tus viejos recuerdos junto a tus amigos, enamorada, familiares y conocidos es algo realmente invalorable. Noel Gallagher se paseó por Lima tres días y cerró su periplo con un show soberbio, vertiginoso, macizo y por sobre todo orgánico.

La noche del viernes 11 de mayo de 2012 en la tribuna norte del Estadio de San Marcos, fuimos testigos de una sucesión de lienzos pintados por uno de los orfebres del pop más trajinados y competentes de los últimos tiempos.

Sin embargo antes de llegar a lo mejor de la noche debemos hablar de lo negativo del show, en primer lugar usar la tribuna de un estadio para un show de canciones pop con brillantes arreglos fue un desperdicio, es una lástima que no haya en nuestro país un auditorio o una arena a la altura de artistas de este nivel y por eso la locación fue penosa, incluso Gallagher se quejó del tema.

Por otro lado, la poca convocatoria de público tuvo que ver con las descoordinaciones que se propiciaron en el cambio de administración del show que en un inicio pertenecía a Five Music y luego pasó a ser de People & Shows, que hizo lo posible por rescatarlo. Del mismo modo la falta de medios especializados en rock en nuestro país suma para que los eventos tengan poca concurrencia, sin embargo creo que estuvimos los justos y necesarios, los que realmente debíamos estar.

9.00 pm suenan en los parlantes las espinosas notas de “I Shoot The Hole InTo The Sun”, el remix de “If A Had A Gun” hecho por los ácidos Amorphous Androgynous como colofón de una sucesión de pistas alucinógenas que tuvo entre sus exponentes en la previa a Pink Floyd, Miles Davis, The Who, John Fogerty, Bob Marley, Amorphous Androgynous, entre otros.

Sale Noel con la misma ropa de siempre, casaca de cuero bastante gastada, jeans viejos, zapatos marrones y camisa blanca, toma su acústica y empieza a rasguear las primeras notas de uno de los B sides más optimistas de Oasis, la masa agolpada descifra cada frase y arremete con un pogo inesperado en el coro cuando Gallagher entona una letra tan acorde con el momento como: “The Little Things They Make Me So Happy/All I Want To Do Is Live By The Sea/ The Little Things They Make Me So Happy/ But Its Good, Its Good, Yeah Its Good To Be Free”.

Todos los pájaros de alto vuelo están instalados, Jeremy Stacey sostiene la base rítmica con golpes secos y arreglos delicados en algunas baladas, mientras que Russell Pritchard amplifica sus acordes y se luce en temas más psicodélicos, mientras que el guitarrista Tim Smith quien es uno de los grandes descubrimientos del mancuniano, solea en algunas canciones y deja su huella con su Gibson 335. En el extremo derecho está en su fortaleza Mr. Mike Rowe, aquel responsable de la pared de teclados de la gira de “Be Here Now”.

Así con todos ecualizados en la misma frecuencia suena “Mucky Fingers” uno de los pocos temas de rock and roll de la velada que es aprovechado por los fieles para descargar emociones, mientras que la vorágine aumenta cuando “Everybodys On The Run” aparece en escena, el épico tema que abre el álbum “Noel Gallagher’s High Flying Birds” no tiene pierde, son riffs y arreglos a lo Morricone que hacen de una canción de 5 minutos una verdadera película vaqueros.

Así empieza la presentación del álbum debut en solitario de Noel que continúa con una enérgica “Dream On”, desde mi punto de vista uno de los puntos altos de la noche con esos golpes de bajo y ese coro futbolero a manera de reclamo: “¡Dream on, ohhh, cause it's got no meaning/ Shout it for me, shout it for me!”

“¿Cómo se están sintiendo’, es bueno estar de regreso en este maravilloso país. Voy a cantarles una canción que escribí en esta ciudad, se llama If A Had a Gun, muchas gracias”, fue el speech de Noel antes de cantar su nueva “Dont Look Back In Anger”, la belleza de este tema cobró vida con esa cantidad de acordes y coros que la embellecen y que consiguen una canción de amor al estilo Gallagher, sin decir demasiado pero comunicándose con la melodía. “Si tuviera el tiempo, me gustaría parar el mundo y hacerte mía”, algo cursi, pero efectiva. El nuevo himno del Perú dijeron algunos…

“The Good Rebel”, tema de relleno en el show pasó desapercibida hasta que “The Death Of You And Me” apareció con esa brisa kinksera y esos bronces luminosos que se encuentran con pianos de un cabaret barato, una de las piezas mejor construidas por Noel, en su reciente carrera fuera de Oasis.

La banda fundada en 1991 en Manchester se hizo conocida en los noventa por abusar del “Wall Of Sound” que se volvió su marca registrada, si sobrevivías a alguno de sus conciertos te quedaban zumbando los oídos por varios días y con “Freaky Teeth”, Noel rememoró esa época de acoples con una cascada de riffs que moldean un tema Bondsero (por James Bond, para los despistados) desde la médula.

Es por “Supersonic” que sigo a Oasis, esa es la canción que me llevaría a una isla, es la que quiero que suene en mi funeral, es la que quiero que suene cuando nazca mi primer hijo, ese es el tema que escuchaba caminando por las calles buscando trabajo, esa es la canción que definió mi vida, Gallagher la reversionó , le cambió el envase y la presentó en formato blusero y el efecto fue casi el mismo, cada una de las frases del tema tienen vida propia, fue un himno y lo será por siempre, y desde mi punto de vista es el mejor tema que salió de la pluma del cejón en toda su historia.

Con “(I Wanna Live in a Dream in My) Record Machine” y “AKA... What a Life!”, Noel presentó las credenciales para ser reconocido dentro de los grandes cantautores británicos, junto a Paul Weller, Paul McCartney y Pete Thownshend, la primera una escalera de estrofas susurrantes que explotan en un coro de estadio y la segunda una oda al Manchester de los Happy Mondays, ese que tenía al éxtasis como contraseña para entrar a las fiestas.

Mientras la gente se reponía de tantas emociones aparece una de las piezas más importantes dentro de las canciones que no fueron hits de radio, “Talk Tonight”, grabada en 1995 fue uno de esas grandes hazañas de Gallagher en su carrera como compositor y en Lima se escuchó una versión más rockera de lo normal, la emoción ya era inevitable y dejamos de contener el llanto en los minutos siguientes.

“Soldier Boys and Jesus Freaks” y “AKA Broken Arrow”, quizá las piezas más flojas del debut de Gallagher no desentonaron, la primera con esa cadencia heredada de Ray Davies de The Kinks y la segunda dedicada a las “señoritas”, según las palabras del “Monobrown”.

“Half The World Away” pegó fuerte, abrió las ventanas de nuestros recuerdos y frente a nuestros ojos desfilaron las mejores versiones de este tema grabado originalmente en 1994, inevitable las lágrimas, imposible detenerlas, es con esta canción que me fui de casa alguna vez peleado con mi papá, es con este tema con el que regresé solo para despedirme para siempre. Una vuelta 18 años atrás a esos lugares donde deambulaba sin un norte.

Era el momento de irnos al único encore de la velada con una musculosa versión de “(Stranded On) The Wrong Beach” el preámbulo al cierre cortavenas de la jornada.

“Me parece que no han gritado demasiado, yo grito más que ustedes”, dijo Noel al volver al escenario para calificar con un “más o menos” el pedido a coro del más grande himno de Oasis de todos los tiempos, “Live Forever”, el humor del músico siempre ácido y filoso se hizo sentir en San Marcos. Las notas pinkfloydianas de “Let The Lord Shine A Light On Me” cubrieron toda la tribuna norte, mientras algunos se preocupaban por saber cómo se llamaba este tema otros sencillamente se drogaban con sus arreglos.

“Whatever”, “Little By Little” y “Dont Look Back In Anger”, las tres últimas canciones fueron una sola, el músico dejando la garganta interpretando tres de sus obras cumbres y nosotros los simples mortales reconstruyendo nuestros recuerdos. La noche se acababa y el inglés nos dejaba con una inmensa sonrisa en la cara, con el agotamiento de tres días de persecuciones y emociones encontradas, pasó el concierto y nos despedimos de alguien que nos es muy cercano, ese tipo que junto a su malcriado hermano le dieron forma a uno de los cuentos del rock and roll más emocionantes de los últimos 30 años. Gracias señor Gallagher y mil disculpas por todas las molestias en Lima, debe comprender que no todos los días tenemos tan cerca al dueño del circo.

BURNAGE
Mayo, 2012